martes, 8 de septiembre de 2015

Líder político virtuoso: competencias socio-emocionales

El líder político: un conversador virtuoso en la era de la colaboración Estamos en los comienzos de la nueva Era de la Colaboración, como lo plantea José Cabrera en su libro Redarquía, que con lleva cambios substanciales en la propia naturaleza de nuestra sociedad, la que tiene un impacto profundo en nuestras instituciones y modelos de gobierno, y nos presenta retos que no hemos visto con anterioridad. Un mundo que necesariamente es más complejo, más interconectado, más volátil y, sin duda, más incierto. La experiencia en red nos enseña cada día que compartir crea valor. En la nueva Era el modelo esencial de creación de valor es la colaboración masiva entre iguales en redes globales basadas en la confianza, la transparencia y el valor añadido de las personas (talentos aplicados). Esto nos desconcierta porque los conocimientos y experiencias que hemos adquirido y los mapas que tenemos para movernos por la vida política, en base a la racionalidad, competencia y la jerarquía, son válidos para un mundo previsible y que con ilusión creímos que era controlable. Estamos intentando resolver los problemas del futuro con herramientas del pasado y en el mundo político ello aún es más profundo. En América Latina, distintos fenómenos sociales y políticos nos permiten observar profundas transformaciones en las características del comportamiento de los ciudadanos frente a sus líderes y a su concepción de democracia y desarrollo que buscan, superando las clásicas concepciones excluyentes entre Mercado y Estado como o generadores y asignadores de recursos. Los ciudadanos aspiran a ser gobernados por líderes y partidos políticos más trasparentes, responsables de sus promesas y, que cuenten con mayor legitimidad en sus procesos eleccionarios y, en la designación de sus candidatos y de sus autoridades. Estos cambios son productos, a nuestro juicio, de tres grandes fenómenos en desarrollo; mayor cobertura de la escolaridad y aumento en el nivel de educación que poseen cada día más los electores, el ejercicio más democrático en el manejo de la información por parte de los medios de comunicación social y, por uso masivo de la Internet y las redes sociales por parte los ciudadanos, particularmente de los más jóvenes o nativos digitales, las que han empoderado a los electores ubicándolos en un espacio virtual de nuevas conversaciones tecno-públicas donde, independiente el lugar, la distancia, la situación socio-económica y cultural, ellos dan a conocer su opinión y, al mismo tiempo, acceden en forma instantánea a conocer hechos y sucesos que envuelven a sus líderes y sus movimientos. Estamos siendo testigos de la era de la Redar-quía Socio política, donde a través de redes sociales emerge un ciudadano virtual con poder, que adquiere el rol de ser protagonista de cambios y transformaciones sociales que antes tenían un tiempo de latencia y maduración de mayor data; muchos proyectos de leyes dormían por años en los congresos y escritorios de los gobernantes. Estas nuevas prácticas, que llamamos tecno-culturales, presionarán con una creciente fuerza a las antiguas formas de concebir, hacer y ejercer la política en el mundo de los líderes, sus partidos y movimientos sociales o políticos más ortodoxos, los que en sus prácticas están quedando en el pasado, sin comprender y transformarse profundamente en su Ser y Hacer. Más aún, la tendencia actual es que cada día se le exigirá más al líder ser un arquitecto social y a su proyecto político de una mayor legitimidad y transparencia. Líder y proyecto serán expuestos a la opinión pública bajo una minuciosa lupa, haciéndoles a través de ella de un escrutinio profundo a sus conductas, a sus compromisos y a los acuerdos que adoptan entre los actores, los que antes se hacían a espaldas del electorado. Así, para obtener mayor legitimidad y conexión con los ciudadanos el líder requerirá de una nueva congruencia en su discurso, sus emociones y en la forma de comunicarse, más aún, necesitará de la impecabilidad en su capacidad de conversar, comprometerse y ejecutar sus promesas. La impecabilidad será el eje crítico que le permitirá validarse y desarrollar su proyecto político. En otras palabras, de la calidad de sus observaciones, de su escucha activa y de la congruencia de sus conversaciones, promesas, compromisos y, de su forma de trabajar colaborativamente, con los distintos actores o grupos de interés del sistema social en el que se desenvuelve, dependerá si será más o menos exitoso en captar los requerimientos, validar su legitimidad y así, convertirse en una oferta de valor para el sistema social. Liderar es una forma de conversar para construir una visión positiva de futuro, resolver los quiebres del presente y transformar las creencias y estados de ánimo que imposibilitan a las personas convertirse en protagonistas de su desarrollo. En este sentido, es el lenguaje y la propiedad de conversar que gestione el líder lo que lo distinguirá en su efectividad y en los resultados que obtenga. Como seres sociales vivimos en el lenguaje, describiendo el mundo existente y creando nuevos mundos. Postulamos desde la Ontología del Lenguaje, que todo lo que hacemos lo hacemos conversando. Las conversaciones son generativas y trasformadoras para servir al otro, para asumir los quiebres del presente, como las anomalías, quejas y fallas que identifican las personas del sistema social, como también, para asumir las deudas que sienten que aún las tienen atrapadas en “traumas del pasado”, haciéndose cargo juntos del diseño de acciones innovadoras (reparadoras) para cerrarlo en paz. Así, hoy, el juego de las conversaciones políticas virtuosas requieren del atributo de movilizar las fronteras de lo que se enjuiciaba como imposible, trasformando los límites de la escases o dificultades percibidas como realidades inmutables, por la convicción que siempre será posible generar nuevas acciones para construir un futuro de mayor bienestar, escuchando, aceptando y gestionando las diferencias individuales. Para ello el talento del líder es generar los consensos necesarios para dar legitimidad a su desempeño y así, co-construir planes anclados en genuinos compromisos respaldados por todos los actores críticos asociados a su proyecto, y todo ello lo hace conversando, por este hecho postulamos que requiere de nuevas competencias socio-emocionales que las exponemos a continuación. Las competencias socio-emocionales Fernando Flores ya lo plateaba en una de sus últimas entrevistas; los líderes de hoy requieren de las humanidades. Es decir, está dando cuenta de una anomalía o carencia en la formación de muchos líderes que conducen las organizaciones modernas, tanto empresariales, sociales como políticas, los que en su mayoría cuentan con estudios superiores o universitarios y postgrados, que los han provisto de modelos, explicaciones y herramientas para resolver “problemas” o desafíos que ocurren en un mundo cartesiano, sustentado en una lógica matemática “objetiva”, en la que no se consideraba a las personas con sus creencias, emociones y aspiraciones (coherencia). Esta constatación ha generado como consecuencia que en la aplicación de los modelos y las herramientas para resolver los conflictos y generar los proyectos políticos, basados en acciones racionales, respaldados por los conocimientos generados por la ciencia, hoy no haya generado éxito en la efectividad y bienestar logrados por las personas. Estos modelos entendían que la realidad existía independiente a la coherencia de las personas, sin comprender que la realidad la crean y trasforman las personas desde sus creencias y emociones, más que de sus conocimientos racionales específicamente. La emoción define qué hacer con el conocimiento, como usarlo y para qué usarlo, cuando se tiene y se posee una posición de autoridad o liderazgo. En otras palabras, conversar desde una coherencia que les permitan a los líderes generar relaciones confiables, para recrear nuevas posibilidades y quebrar las prácticas rutinarias e inefectivas, con las cuales abordar todos los desafíos que experimentan las personas en el vertiginoso mundo de hoy, en busca de efectividad y bienestar para vivir más felices, es la pasión del servicio del líder. Aún el mundo de hoy está poblado por líderes y personas aferradas a viejas distinciones de lo que es o no posible para el ser humano en la vida, como si la realidad estuviera formada por objetos, por cosas y que éstas tienen un pre-valencia sobre la voluntad de los individuos, determinado su comportamiento, y no por personas que crean realidades y que son capaces de transformarlas con su discurso y acciones congruentes. El mundo a nuestro entender es un conjunto de personas que se crean a través del lenguaje, generando cuentos o relatos de cómo se perciben a ellos mismos y a la vida en general y, desde ahí cómo construyen su propia historia devenir. (La magia del universo no es porque está constituidas por átomos si no por los cuentos que crean las personas sobre este) Constatamos que el mundo que restringe las potencialidades creadoras del ser humano está cargado de vivencias y emociones, que muchas veces generara sufrimiento transformándose en engramas que suprimen o que boicotean las posibilidades de crear, tales como es el miedo, la desconfianza, la escases, la pobreza, la competencia, el negativismo, el resentimiento, entre otras, que son los principales enemigos que habitan en muchas personas, equipos y organizaciones y, son los que verdaderamente desafían al líder de hoy para llevar una gestión de excelencia con personas. No es el mundo que creamos proyectando nuestro ser en el entorno el que hay que cambiar, es el mundo interno que portamos en nuestro interior, para que cambien nuestra realidad, por eso postulamos que son las competencias socio-emocionales las que constituyen el ser de un líder moderno y efectivo. Tal como una persona tiene su propio cuento de sí mismo, las organizaciones políticas y los proyectos, también son construcciones conversacionales que se definen en un relato o cuento, que le cuentan a sus audiencias de lo que son capaces de ofrecer, hacer y responder. Por esta razón, los líderes ocupan la mayor parte de su tiempo conversando, escuchando, preguntando, proponiendo, seduciendo, es decir, su tiempo se valora por su capacidad y calidad de vincularse efectivamente con sus equipos y audiencias, para generar compromisos y actuar en forma impecable en la resolución de un requerimiento o necesidad. El líder efectivo construye con su equipo un cuento potente de su organización y es capaz de sustentarlo en forma coherente (identidad corporativa). Escuchar el mundo interno de sus equipos, audiencias, clientes, mercado, etc., es el desafío del líder hoy, pues sólo así podrá descubrir que es aquello que los inquieta, afecta, restringe, limita e insatisface. Escuchar que es aquello que le afecta al otro, no los números y resultados de sus acciones; pues esta escucha es muy evidente y lineal, sino que, escuchar con mayor profundidad el relato del otro, es lo que le dará el sentido generativo a la acción del líder, y es el punto de inicio de un proceso virtuoso para cambiar resultados. Los resultados son generados por las personas desde su coherencia interna: creencias y emociones y si estos resultados le generan insatisfacción entonces, son estas creencias y emociones las que el líder requiere trabajar primero. Hemos sostenido que las conversaciones virtuosas son las palancas transformadoras de las creencias límites y patrones emocionales inefectivos que portan las personas y organizaciones, y que el líder moderno se hace cargo de resolver para co-generar con el otro, desde un nuevo espacio de confianza y abundancia, visiones potentes de futuro, con el compromiso de ambos de generar las acciones pertinentes para alcanzarlas. Exploremos cuales son las competencias, sus dominios que comprenden y las características de las competencias socio-emocionales que nos hemos referido hasta ahora. 1. Identificación de las Competencias Socio-emocionales del Líder Político Virtuoso 1) Centrar el Ser Capacidad de alinear su ser desde el silencio mental, la paz emocional y la quietud corporal Desde el centra-miento aborda los quiebres, resuelve situaciones y atiende los requerimientos. Focaliza sus sentidos en el ahora y aquí, logrando estar consciente de lo que siente, dice y hace y, con responsabilidad asume las consecuencias de sus decisiones. 2) Servir a las personas con pasión Capacidad de servir, de resolver y mejorar continuamente los resultados, vínculos y el bienestar de los equipos.Con sinceridad, entusiasmo y decisión, articula el sentido de su quehacer con el desarrollo de las personas y sus potencialidades, en sintonía con la organización, la comunidad y el entorno. 3) Manejar la energía emocionalCapacidad de distinguir las emociones básicas y estados de ánimo propios y del otro. Habilidad para regular y usar efectivamente la energía emocional para sustentar relaciones desde la comprensión, empatía y cuidado por él otro Disposición a la flexibilidad para actuar desde distintas posibilidades de acuerdo a las exigencias de los otros y del entorno, que le permita mayor efectividad y eficacia en sus resultados. Logra desmantelar estados de ánimo infectivos como resentimiento o resignación. Cierra el pasado en paz, está siempre disponible al perdón 4) Conversar efectivamente Capacidad de silenciarse y focalizarse en el otro. Se comunica desde su centro, escuchando activamente, preguntando con sentido, afirmando con pruebas y fundamentando sus observaciones Modula su lenguaje en forma impecable, siendo cordial, franco y oportuno en la relación. Usa un vocabulario adecuado al otro y a la cultura donde se desenvuelve 5) Volver a su centro (resiliencia) Capacidad de extraer experiencia de valor de la adversidad y fortalecerse con nuevos aprendizajes Transforma los resultados insatisfactorios en aprendizaje. Vuelve o se conecta con su centro emocional de paz para salir de espacios limitantes, con la habilidad de extraer aprendizajes de valor de la experiencia vivida, sintiéndose fortalecido con nuevos recursos para mirar con confianza su devenir 6) Innovar Capacidad de desarrollar un pensamiento fluido y flexible, con una disposición o actitud de apertura para generar nuevas posibilidad frente a una demanda o anomalía detectada Conduce un proceso participativo y metódico para construir con los equipos alternativas originales, efectivas y con valor aplicadas a la resolución de una situación de quiebre. Capacidad de inventar nuevas prácticas culturales sorprendiendo a los otros; su audiencias y adversarios. 7) Ejecutar impecablemente los compromisosCapacidad de establecer compromisos en forma sincera y responsable Acuerda con detalles y precisión las acciones que hará, cómo, cuándo, dónde y a qué costos. Avisa oportunamente cuando se produce un cambio o si no logrará desarrollar la agenda comprometida. Honra su palabra y asume su responsabilidad de sus acciones 8) Vivir la vida con sentidoCapacidad de conectarse con el sentido sagrado y profundo de la vida, el aprendizaje y las relaciones humanas. Aceptación de las diferencias individuales y valoración del otro como otro legítimo.Respeta y acepta a los otros como actores válidos y legítimos en su convivencia diaria.Actitud de aprender y de agradecer de todas las experiencias de la vida conectado con el amor, la trascendencia, gratitud y abundancia. .

2 comentarios:

  1. Muy interesante Pedro. Tengo un estudio para medir estas competencias que casualmente denominamos de la misma manera.Muchos éxitos, el mejor de los futuros y manantiales de felicidad.

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    1. Muchas gracias por tus comentarios. Feliz de compartir experiencias, contactémosnos por celular. Un abrazo

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