En la mayoría de las conferencias o talleres que he impartido
me ha llamado la atención, por decir lo menos, el nombre y desconocimiento que
aún se tiene en las organizaciones de las habilidades socio-laborales que
marcan la efectividad y bienestar de las personas en su desempeño.
El desconocimiento en general de estas habilidades ha
significado que muchas personas las cataloguen como “competencias blandas”.
Paulatinamente las organizaciones empiezan a reconocer que sus equipos
necesitan otras habilidades, más allá de dominar su rol, funciones y tareas, habilidades
que los trasformen en verdaderos protagonistas de sus resultados y del clima
laboral que construyen.
¿Cuáles son estas competencias?
Desde mi perspectiva y experiencia en el campo de formación y
entrenamiento de líderes y equipos de trabajo, he sistematizado un conjunto de destrezas
relacionales que, a mi juicio, son las que mejor potencian al ser humano en su
desarrollo socio-laboral. Estas
competencias refieren a cinco dominios del ser expresados en su quehacer o
desempeño: competencia para la comunicación efectiva, competencia para el
manejo de la inteligencia emocional, competencia de creatividad e innovación, competencia
del dominio de la resiliencia y competencias de liderazgo positivo y eficaz y
del trabajo en equipo
La competencia de la comunicación efectiva se basa en un
saber escuchar y conversar desde el centramiento, en afirmar con pruebas,
enjuiciar con fundamentos, pedir, ofrecer y comprometer con claridad, encanto
manejando estándares de satisfacción para lograr acuerdos y compromisos sólidos.
Inteligencia emocional es saber manejar la energía emocional
que mueve las relaciones y que dispone energéticamente a las personas a
realizar ciertas acciones. Requiere de un profundo conocimiento de cómo se ha
desarrollado su ser emocional: sus emociones básicas y estados de ánimo, y
desde ese entendimiento lograr la comprensión empática del otro, lo que se
traducirá en un convivir más virtuoso, aceptándose y aceptando al otro desde la
legítima diferencias, de sus sentires, deseos y preferencias, sin prejuicios,
ansiedades, expectativas y resentimientos.
Creatividad e innovación es una forma de pensar divergente
que expande las posibilidades para abordar los desafíos frente a los quiebres (anomalías,
desperfectos, reclamos) o a la necesidad de lograr el mejoramiento continuo de
las tareas o la gestión. El pensamiento creativo se basa en su fluidez,
flexibilidad, originalidad y elaboración de la calidad de propuestas que se
crean para ofrecer soluciones innovadoras; originales, eficaces y valiosas.
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